Hablemos de propuesta de valor ejemplos
En estos tiempos, la narrativa se repite una y otra vez: sé tu propio jefe, emprende, deja tu oficina de lado, sé libre, maneja tu tiempo… En medio de tantas frases que se insertan en el subconsciente de cualquiera, surgen otros conceptos que hay que conocer. En esta oportunidad hablaremos de la propuesta de valor ejemplos, pues al ver cómo otros echaron a andar su negocio a partir de una buena estrategia, podríamos terminar de animarnos a dar el paso nosotros mismos.
¿Qué es una propuesta de valor ejemplos?
Antes de ponernos manos a la obra, es importante que entendamos cada paso, así que es necesario contextualizar a qué nos referimos cuando hablamos de “propuesta de valor”.
Imagina que te gusta una chica. Imagina que no eres el único que está prendado de ella y quiere pretenderla. ¿Cómo te haces un lugar entre tanta competencia? Diferenciándote. Mientras los demás muestran en mismo discurso desgastado, tu eres diferente: eres detallista, amoroso, divertido, inteligente… Es así como llegarás al corazón de la chica.
Con los negocios pasa igual. Cuando decides tener tu negocio propio notarás que, seguramente, no eres el único en el mercado. Obviamente quieres prosperar, así que necesitas diferenciarte de la competencia y hacérselo ver a tu potencial cliente. Es allí donde surge la propuesta de valor.
Con esta herramienta, tu cliente entenderá qué te destaca por encima de las otras empresas y cuáles son las ventajas de tu servicio que te hacen lograr el sitial que mereces.
Una buena propuesta de valor responde las siguientes interrogantes:
- Beneficios que obtendrá el cliente si adquiere tu servicio o producto.
- Cómo ese producto o servicio resuelve las necesidades del cliente.
- ¿Por qué tu empresa (y no otra) es la indicada para solventar ese problema o prestar ese servicio?
Creando una propuesta de valor, paso a paso
Antes de ponerte manos a la obra, hay dos puntos en concreto que debes tener muy claro: quién es tu cliente y quién es tu competencia.
Identifica a tu cliente y entiende su perfil. Los clientes son quienes van a adquirir tu servicio, por lo cual debes tener muy claro de quién se trata. Por ejemplo, si tu emprendimiento es una venta de copas menstruales, tu cliente es obviamente femenino y en rango de edad de unos 15 a 50 años, aproximadamente.
Pero no se determina el cliente con solo pensar. Es necesario que hagas un buen estudio de mercado que responda esta pregunta.
Posteriormente, es el momento de comprender quién eres o, mejor dicho, qué es (o quién es) tu empresa. ¿Cuáles son los beneficios que aporta a sus clientes?
Finalmente, debes poner tu ojo sobre tu competencia y estudiarla. Determina qué es lo que diferencia, es decir, cuál es ese atributo tuyo que no tienen los demás. Por ejemplo, tienes un negocio de alimentos y tu extra es que ofrece delivery gratis con una compra mínima. ¿A quién no le gusta algo gratis?
Una vez tengas esto claro, entonces debes seguir tres pasos:
1. Analiza tu competencia: Sí, ya lo hiciste anteriormente, pero nunca es suficiente echar el ojo a lo que están haciendo los demás. Con esto podrás identificar las tendencias y cómo se comporta el mercado.
2. Elige un modelo de diseño: Hay muchos pero el modelo canvas es uno de los más efectivos. Según su teoría, la propuesta de valor ser hace en dos pasos: primero, diseñando la propuesta y después, segmentando el mercado.
En estos puntos, hay varias preguntas que debes responder. Por ejemplo, en el caso del mercado/cliente, debes determinar cuáles son sus tareas (características funcionales, emocionales y personales), cuáles son sus necesidades y qué espera el cliente de tu empresa.
Si se trata de la propuesta de valor en sí, entonces identifica bien los productos o servicios que ofreces, cuáles son las soluciones que ofreces a los clientes y los “creadores de valor”, es decir, las soluciones realmente tangibles que ofrece tu empresa o producto.
No cierres tu mente. Procura hacer una tormenta de idea cuando estés respondiendo este modelo, pues otros podrían ver algo que tú no. Finalmente, analiza el resultado de tus anotaciones.
Presenta tu propuesta de valor
Lo anterior no puede quedar en un mero análisis en tu cabeza. Escríbelo de tal forma que el cliente pueda leerlo, desgranarlo y entenderlo. Para ello, la redacción debe ser clara y concisa, haciéndose énfasis en tu valor añadido, es decir, ese atributo que tiene tu producto y que el cliente no encontrará en la competencia.
No te extiendas demasiado. Mientras más breve y condensada sea la información, mejor para atraer la atención del cliente.
Puedes usar elementos visuales, títulos, subtítulos y otras herramientas para que la información se vea más organizada y al lector no le aburra leerla.
Propuesta de valor ejemplos
Veamos algunas propuesta de valor ejemplos de empresas reconocidas para que te inspires a hacer lo mismo con tu emprendimiento:
1. TikTok
Mal conocida como la red social de los bailes, TikTok es mucho más que eso. Su propuesta de valor es la capacidad del usuario para ver y publicar contenido variado y creativo. Esto lo demuestran con una plataforma sencilla para que cualquiera pueda hacer su propia versión de las coreografías.
2. Starbucks
Starbucks vende más que café; vende toda una experiencia sobre cómo consumir café. Para ello, controlan tres aspectos fundamentales: la materia prima principal (el café desde su cultivo), el servicio (dan trato personalizado que se siente casi íntimo) y el ambiente (los locales son agradables, tranquilos, con buena música y WiFi. El lugar perfecto para pasar un rato).
3. Amazon
¿Qué diferencia a Amazon de la competencia? Sus buenos precios y corto tiempo de entrega. Los clientes regulares reciben las compras de 65 a 7 días después de hecho el pago y, para quienes usan el servicio Amazon Prime, el servicio podría llegarles el mismo día. Sin duda, es una característica excelente para el cliente de esta época que no tiene tiempo de estar de tienda en tienda y quiere recibir su producto lo más rápido posible.
3. Uber
Transporte particular, rápido, seguro y eficaz. El mismo usuario se encarga de organizar su viaje, sin la necesidad de contar con un tercero que podría equivocarse en el proceso. Todo queda en manos del cliente.
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